- ¿Sabes? Yo no elegí enamorarme de ti... De echo, estoy segura que si hubiese podido elegir una persona con la que compartir mis días, no te hubiera escogido a ti.

- ¿Y por qué me dices esto?
- Porque es lo que pienso, y eso es lo que quieres que haga, ¿no?
- Ah... vale.
- ¿Por qué bajas la mirada? Te he dicho que no te hubiera escogido a ti, pero el destino te puso en mi camino. El destino fue quien decidió hace más de quinientos días que te conociese, que me fijase en ti, y que te viese aquel día sentado en los escalones... Y yo decidí besarte, compartir contigo mis peores días y también los mejores. Decidí quererte, quererte como si no fuese a existir un mañana... Decidí llenar mis cuadernos con tu nombre, tumbarme en la cama e imaginarte a ti. Decidí darlo todo por alguien, y fue por ti. Decidí luchar, y no rendirme. Y aquí me tienes. Pero lo mejor de todo, es que no decidí enamorarme de ti. Nunca llegué a pensar que esto fuese a pasarme a mí.

- ¿Y es malo enamorarse de mí?
- ¿Tú que crees? Es increíble estar enamorada de una persona que saca lo mejor de ti, que sabe lo que te gusta y lo hace solo para sacarte una sonrisa... Sé que no tendrás todo lo que busco, y yo no seré lo que tú quieres; pero no me imagino caminando de la mano con otra persona. Además no quiero, no quiero enamorarme de otra persona que no seas tú...
- ¿Me dejas hacer una cosa?
- Claro. [...]
- Y ahora dime, ¿por qué sonríes?